lunes, 23 de diciembre de 2013

Lo que quisiera y mis estados de ánimo.

Los estados de ánimo... bueno, eso es otra cosa más que a cada situación, cada momento debo controlar.

Puede parecer una tontería para el resto de personas o lo pueden ver como algo sin importancia, pero cuando estas con un dolor agudo permanente la cosa cambia.

Quiero tumbarme en la cama y poder dormirme de lado, como hacía antes, o tumbarme boca abajo y pasar los brazos bajo la almohada. No quiero hacer esas cosas y sentir el dolor de la cadera intensificándose, no quiero sentir como si el hombro se me fuera a partir, no quiero seguir durmiendo tumbada boca arriba sin moverme y esperar a que el sueño llegue, mientras noto como cada punto de mi cuerpo donde los huesos y las articulaciones se unen en ligamentos me recuerdan que ese dolor agudo, permanente y que se intensifica no se irá, no quiero sentirme como plomo en el colchón, como si durmiera sobre piedras, y tener que mantenerme tranquila para poder conciliar el sueño y buscar esos momento de inconsciencia en los que no siento nada. Y controlar el no pensar que no me dejara de doler y echarme a llorar.

Quiero dormir ocho horas seguidas sin despertarme por el dolor. Me conformo con cuatro horas. Lo que sea.

Quiero despertarme sin dolor, sin sentir como si se me hubiesen soldado los huesos de la columna, quiero despertar sin dolor de cabeza por dormir poco y mal, quiero mirarme al espejo y no ver la señal del ceño marcada por a ver estado esas horas de descanso frunciendolo por el dolor de mi cuerpo que sentía aun inconscientemente, y controlar en  poner la mejor de las sonrisas y respirar hondo para coger fuerzas para el nuevo día, que para mi se me hace cuesta arriba nada más a ver despertado, y aparentar que tras las horas de descanso estas como nueva y relajada.

Quiero hacer las cosas de casa sin tener que ir a cámara lenta  y sentarme en mitad de las cosas porque el cuerpo me duele, porque mi espalda y hombros me rabian, porque me duelen hasta las muñecas. No quiero pensar tan temprano "ya no puedo hoy más" .

Quiero sentarme en el sofá de casa y disfrutar la comodidad, no quiero estar sentada sintiendo como me duele más y más la columna, como me hormiguean las piernas, como el dolor agudo de la cadera se me intensifica más, apoyar el cuello en el respaldo para aliviar ese dolor y no encontrar alivio, notar como si se me quemaran los hombros, y hacer como si nada.

Quiero atender a mi hijo sin que ello me cueste un esfuerzo tremendo, quiero jugar con el sin tener que marearme, sin sentirme fatigada y sonreír y no dejar que tu bebé se de cuenta.

Quiero poder salir a pasear, ir al parque, ir a comprar, todas esas cosas y no sentir los talones abiertos, no quiero sentir como si los músculos de las espalda se me hacen piedra y no quiero sentir como si me hubiesen dado un corte en la cintura, no quiero andar y que me duela el nervio desde el interior de los glúteos hasta la punta de los pies, no quiero que me den latigazos de dolor en la cadera como si estuviese oxidada, y aparentar calma y normalidad.

Quiero poder charlar con la persona que sea sin que mi cuerpo me recuerde con su dolor agudo y constante que el también es participe de la conversación, y hacer como si no importara nada más que lo que te están contando ignorando ese dolor que me mata.

Quiero poder tumbarme un día en el suelo al hacer Yoga-Pilates y no tener la sensación que es la primera vez que los hago y notar con cada estiramiento como han cedido un poco más, no quiero sentir dolor al ejercitar mi cuerpo, como si la carne no existiera, como si solo estuvieran mis huesos en el suelo. Y seguir haciéndolos porque se supone que en un futuro eso me ayudara a estar mejor.

No quiero que mi cuerpo tiemble cuando solo procuro fortalecerlo, no quiero sentir como puntos de mi cuerpo que antes ni sabían que estaban ahí ahora me gritan de dolor, y continuar con mi vida cotidiana dejando poco a poco atrás cosas normales e insignificantes que antes si podía hacer y que los demás veo que hacen sin aparente esfuerzo o pesar, y hacer como que no importa no volver a hacerlas y tomarlo con docilidad.

No quiero moverme y oír como cada hueso de mi cuerpo chasquea como un disco rallado que no cesará. Y no pensar que con cada chasquido ese hueso se desgasta más y más y continuar con lo que estaba haciendo esta vez con más cuidado para no provocar el chasquido y aún así, sonar.

No quiero nada de lo padezco con está enfermedad y no quiero tomarme cada día una pastilla que no hace que se mitigue mi dolor ni que mi calidad de vida mejore, no quiero una pastilla que me provoca todos los días yagas en la boca, y hablar sin cansancio y comer como si no escociera.

No quiero que llegue primavera y me hagan pruebas en el tórax y en el cuello para que puede que me digan que tendré problemas respiratorios o que el cuello tiene alguna vertebra dañada. No quiero sentir miedo y no quiero llorar, no quiero aparentar estar bien cuando no puedo más.

A veces sonreír no implica estar bien, aunque eso se aparente.

En fin... solo debo respirar, mantener la calma y continuar.

Y aunque no pueda, me tomaré una copa de vino con la familia y brindare con champán, por un día creo que más daño no me podrá causar.

¡Feliz Navidad!





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